domingo, 26 de octubre de 2008

Así

Lo amo en blanco, en negro, lo amo en fotografía antigua y en colores vivos.

Lo amo así,
multifacético y artista, mi amor.
Pinta universos y luego se dispone a contemplarlos,
aplicadamente.
Los moldea como si pudiesen escurrirse entre sus dedos,
suavemente.


Comprendiéndolo todo,
Enredado en palabras, ideas y teorías,
y eliminando cada una de ellas con una sola sonrisa.


Capturando instantes, eternizándolos.
Arrojando músicas y bailando con mi alma.


Hipnotizado frente a su ciudad gris,
inventándola tras la ventana,
recorriéndola con pasos largos y lentos.
Haciéndola suya.


Lo amo en cada mirar, en cada una de sus melodías
y de sus dibujos en el aire.
En sus palabras sencillas y sus pensamientos infinitos.
En cada una de las formas desprendidas de sus ojos y de sus pinceles.


Lo amo cuando permanece en silencio, lo amo mientras canta,
mientras flota sintiendo la música, casi sin bailar.
Lo amo en sus furias y sus intentos de subvertirlo todo.
En su subvertirme.


Lo amo mientras me hace brillar también a mí, con sus estrellas.


Lo amo mientras me deja allí, encantada,
sin casi poder moverme,
adormecida y fascinada.
Mirándolo. Descubriéndolo siempre, diferente pero el mismo.
Único.


Lo amo mientras me cuida, mientras comprende mis lágrimas y las borra.
También lo amo en sus sueños tristes, en sus despertares violentos.
Lo amo mientras grita y cuando calla.


Lo amo y me sorprende, cuando dice justo aquello que estaba por decir.
Cuando se asombra de lo mismo que yo,
y cuando descubrimos que eso mismo que nos ha sorprendido
es lo mismo que tantas veces hemos contemplado sin preguntar.


Y en esos instantes casuales y extraños, nos sabemos tan cerca.


Nuestras almas tan confundidas en una sola.


Lo amo en sus metamorfosis, y en cada una de las mías.
Nos reencontramos cada vez, nos acompañamos, nos miramos en plena transformación.
Y volvemos a elegirnos.


Lo amo en blanco, en negro,
lo amo en fotografía antigua y en colores vivos.

Lo amo en el arte, con el arte, entre el arte.
Le debo el arte, le regalo arte.


Amo nuestras palabras inventadas,
Nuestra vida, nuestros rituales, nuestras escapadas del mundo común,
Nuestros paseos, locos por la ciudad,
mientras que el resto de la gente simplemente anda por allí.
Mientras nos reímos juntos de cualquier cosa, y entendemos.


Amo las vidas que habitan en nuestra casa,
Y sin ser nosotros, nos hablan, nos ríen, nos cantan.
Y hasta a veces nos responden cosas insólitas.

Lo amo así, tan extravagante y simplemente.
Tan él, tan yo, tan nosotros.


Lo amo en blanco, en negro, lo amo en fotografía antigua y en colores vivos.

domingo, 19 de octubre de 2008

Vuelo


Volando, desplazándose sobre fondos grises, suaves.
Generando ondulaciones y movimientos.
Fusionándose a veces con la ciudad que cuida su figura por detrás.
Dejando ir sus cabellos.
Aferrándose desde sus pies y a la vez,
desechando todas las raíces para siempre.
Inmortalizando la melodía que baila,
El viento que mece su vestido.

viernes, 17 de octubre de 2008

Las flores

Son las compañeras incondicionales de las peladas.

Las acompañan en cada metamorfosis.
Se calcula que las melenas, a su forma, ya vivían cerca de las flores, se sentían protegidas por ellas.

Actualmente, las flores siguen siendo muy importantes para las peladas, solo que poco ha quedado de su función protectora.
Las peladas disfrutan de mirar a las flores por largos ratos, en silencio. Y también a veces, les inventan canciones que describen sus verdes y violetas profundos, sus aromas frescos.
Cuando las peladas bailan, las flores disfrutan acompañando sus movimientos, meciendo sus pétalos, dejándolos volar, flotar con el viento.

martes, 14 de octubre de 2008

....Sus memorias (por Daro)

(Las Melenas)

Las melenas presentan la particularidad de no poseer ningún tipo de recuerdo. Es por esto que de su pasado sólo podemos anoticiarnos por leyendas y rumores que, a pesar del paso del tiempo, contienen una importante cuota de verdad.
Se dice que una melena intentó una vez construir los mitos de las melenas. Pero como semejante tarea no podía ser llevada a cabo en sólo un día, al día siguiente la melena había olvidado su propósito, por tanto la tarea quedó inconclusa.


(Daro)

Las Melenas: Sobre su relación con las peladas... (por Daro)

Sobre su relación con las peladas, es altamente probable que compartan un antepasado común. Según ciertos estudios arqueológicos, etológicos y astrológicos, parece desprenderse la conclusión de que ambas, peladas y melenas, alguna vez fueron tortugas. Sin embargo, a partir de allí se presume que sus caminos (hasta nuevo aviso) se separaron: mientras las peladas fueron sirenas, no sé encuentra aún eslabón intermedio para las melenas.
Algunos dicen que vagaron por desiertos tantos siglos que resulta difícil concebir la suerte de martirios que sufrieron las melenas hasta adquirir su forma actual. Otros las relacionan con el nacimiento de la religión. Según mis informes, ni lo uno ni lo otro puede resultar exacto; las melenas carecen de interés suficiente en las cosas como para registrar el dolor o inventar Dioses.


(daro)

lunes, 13 de octubre de 2008

Las melenas

Es un misterio aun, si las melenas y las tortugas fueron la misma metamorfosis, si las melenas son el antepasado de las peladas...
Aunque quizá, este dato no sea demasiado relevante, ni cambiaría demasiado las cosas...


.............. Sus músicas

De las melenas, suele contarse que no conocieron de melodías, a excepción de unas pocas esquepas de las que queda algún rastro en ciertas leyendas.
Según estas últimas, las melenas cada algún período de tiempo (quizá ligado a costumbres, creencias, o a algún antiguo calendario perdido) realizaban pequeñas reuniones que duraban algún tiempo ¿quizá horas? Se dice que allí, aunque no pueden quedar testigos ni pruebas de esto, las melenas cantaban a gritos sus temores con la esperanza que éstos cesaran al comenzar el nuevo día.
Imagino que tales rituales no fueron fértiles para las melenas, al menos hasta metamorfosis posteriores...
Seguramente durante las esquepas, transcurrían los únicos momentos en que las melenas se enteraban que no estaban solas.

Las peladas

.............. Sus fiestas

Nunca se enteran con anticipo. No pueden (de todas maneras ni se les ocurre) hacer preparativos, armar decoraciones y mucho menos hacer manjares. Eso no les impide andar cualquier día por los bosques y ser arrebatadas por enormes e incontrolables deseos de bailar. Así, llenas de un torpe entusiasmo, comienzan a desparramar brazos y piernas, expandiéndose al paso que inventan y gritan los cantos más alegres que se les van ocurriendo.
De ese modo, y gracias a los golpes que provocan involuntariamente y el volumen descontrolado de sus canciones, es que las demás se anotician de que ese día, hay fiesta. Pasan breves instantes antes de que todas se reunan y colmen los bosques de música.

Ir a los bosques

domingo, 12 de octubre de 2008

Y entonces...

Supimos que en Otros Mundos, también existieron las Melenas.

Las melenas siempre andaban con cuidado y evitaban todo tipo de conflicto. Introvertidas, nunca se inmiscuían en la contradicción y siempre asentían. Solían tener todo su día programado, y si por uno de esos avatares irrumpía lo inesperado, con angustia volvían a sus casas aguardando que el nuevo día las devolviera a la comodidad de la rutina.

Por lo que escuché, eran de pasos cortos y muy dubitativas... no pasaban un límite, y no avanzaban hacia ningún lugar desconocido si no tenían a mano un plano con claras indicaciones. ¿Debe ser por eso que sus bosques siempre fueron tan pequeños y delimitados?

Si bien es cierto que las melenas solían frecuentar algunos rincones oscuros, no permanecían allí más de lo indispensable.
Evitaban todo tipo de contacto y sabían recluirse en sus rígidos caparazones. Cuando una melena se encontraba con otra, podían pasar horas sin que la menor cosa sucediera.

sábado, 11 de octubre de 2008

Pájaros y bananas


Pájaros y bananas.
Pájaros que se transforman en bananas.
Bananas que asesinan, que buscan desesperadas su presa.

Su presa.
Un ángel posmodernisata que por su onírica ventana contempla la frágil ciudad.

Momentos antes, compartía en silencio la brisa fresca de la mañana con su soledad.
Minutos antes, sabía que los pájaros reales que cantaban afuera conmovían su alma mucho más que los que la miraban desde el cuadro.

Ahora solo sabe que está muerta.

Y los pájaros desde el frío marco observan la escena.
Y ríen.

(Foto de Daniela Edburg)

Sus pensamientos

más acerca de las peladas

viernes, 10 de octubre de 2008

A mi también, a veces me toca encontrar trapo rojo...

(...) "En fin, no es fácil hablar de la Maga que a esta hora anda seguramente por Belleville o Pantin, mirando aplicadamente el suelo hasta encontrar un pedazo de género rojo. Si no lo encuentra seguirá así toda la noche, revolverá en los tachos de basura, los ojos vidriosos, convencida de que algo horrible le va a ocurrir si no encuentra esa prenda de rescate, la señal del perdón o del aplazamiento. Sé lo que es eso porque también obedezco a esas señales, también hay veces en que me toca encontrar trapo rojo. Desde la infancia apenas se me cae algo al suelo tengo que levantarlo, sea lo que sea, porque si no lo hago va a ocurrir una desgracia, no a mí sino a alguien a quien amo y cuyo nombre empieza con la inicial del objeto caído. Lo peor es que nada puede contenerme cuando algo se me cae al suelo, ni tampoco vale que lo levante otro porque el maleficio obraría igual. He pasado muchas veces por loco a causa de esto y la verdad es que estoy loco cuando lo hago, cuando me precipito a juntar un lápiz o un trocito de papel que se me han ido de la mano, como la noche del terrón de azúcar en el restaurante de la rue Scribe, un restaurante bacán con montones de gerentes, putas de zorros plateados y matrimonios bien organizados. Estábamos con Ronald y Etienne, y a mí se me cayó un terrón de azúcar que fue a parar abajo de una mesa bastante lejos de la nuestra. Lo primero que me llamó la atención fue la forma en que el terrón se había alejado, porque en general los terrones de azúcar se plantan apenas tocan el suelo por razones paralelepípedas evidentes. Pero éste se conducía como si fuera una bola de naftalina, lo cual aumentó mi aprensión, y llegué a creer que realmente me lo habían arrancado de la mano. Ronald, que me conoce, miró hacia donde había ido a parar el terrón y se empezó a reír. Eso me dio todavía más miedo, mezclado con rabia. Un mozo se acercó pensando que se me había caído algo precioso, una Párker o una dentadura postiza, y en realidad lo único que hacía era molestarme, entonces sin pedir permiso me tiré al suelo y empecé a buscar el terrón entre los zapatos de la gente que estaba llena de curiosidad creyendo (y con razón) que se trataba de algo importante. En la mesa había una gorda pelirroja, otra menos gorda pero igualmente putona, y dos gerentes o algo así. Lo primero que hice fue darme cuenta de que el terrón no estaba a la vista y eso que lo había visto saltar hasta los zapatos (que se movían inquietos como gallinas). Para peor el piso tenía alfombra, y aunque estaba asquerosa de usada el terrón se había escondido entre los pelos y no podía encontrarlo. El mozo se tiró del otro lado de la mesa, y ya éramos dos cuadrúpedos moviéndonos entre los zapatos gallina que allá arriba empezaban a cacarear como locas. El mozo seguía convencido de la Párker o el luis de oro, y cuando estábamos bien metidos debajo de la mesa, en una especie de gran intimidad y penumbra y él me preguntó y yo le dije, puso una cara que era como para pulverizarla con un fijador, pero yo no tenía ganas de reír, el miedo me hacía una doble llave en la boca del estómago y al final me dio una verdadera desesperación (el mozo se había levantado furioso) y empecé a agarrar los zapatos de las mujeres y a mirar si debajo del arco de la suela no estaría agazapado el azúcar, y las gallinas cacareaban, los gallos gerentes me picoteaban el lomo, oía las carcajadas de Ronald y de Etienne mientras me movía de una mesa a otra hasta encontrar el azúcar escondido detrás de una pata Segundo Imperio. Y todo el mundo enfurecido, hasta yo con el azúcar apretado en la palma de la mano y sintiendo cómo se mezclaba con el sudor de la piel, cómo asquerosamente se deshacía en una especie de venganza pegajosa, esa clase de episodios todos los días."

(Julio Cortázar. Del cap. 1, de Rayuela)

domingo, 5 de octubre de 2008

sábado, 4 de octubre de 2008

De cómo conocí a las peladas

Fue un día, de casualidad...
Y desde ese momento, no pude dejar de observarlas. De sumergirme más y más en su mundo, que ahora es también mi mundo.

Sé que en algún momento fueron tortugas tristes. Temían de todo, hasta de sí mismas. Solían esconder las cabecitas cuando se sentían tan solas que no podían o no querían ver esa realidad. Al menos eso dicen... Son tiempos ya remotos...

Se cuenta que más tarde fueron sirenas furiosas, desconcertadas. No se hallaban en ese nuevo cuerpo, como si tras cada metamorfosis, hubieran podido conservar aun huellas de vidas y cuerpos y trozos de almas anteriores.
Solían sentir bronca ya que no entendían, y eso les generaba gran enojo. No llegaban a comprender para qué esa larga cola, que les impedía desplazarse como habían aprendido. Leyendas dicen que cada uno de esos cambios fue dejando a estos seres enormes aprendizajes, pero también heridas dolorosas.

Al parecer, tal como conozco hoy a las peladas, han podido hacer de esas marcas una fuente valiosa de su eterna inquietud. Su gran facilidad para sentir (para sensibilizarse por cualquier pequeñez) quizá provenga de antiguas lágrimas derramadas tristemente. Hoy miran adelante y sonríen. Sienten curiosidad por todo, buscan, siempre buscan algo -aunque no siempre encuentran-. Y a veces, si, también a veces, las peladas se sientan junto al lago en silencio, y lloran. Esos son los momentos en que yo, que las miro de lejos, pero no lo suficientemente lejos, las descubro un poco tortugas, un poco sirenas.

viernes, 3 de octubre de 2008

Acerca de sus primaveras

Las peladas son lo que nosotros llamaríamos “alérgicas a todo”. Pero ellas prefieren llamarle simplemente “achuses”. Y como viven en un clima predominantemente primaveral, andan estornudando mientras caminan, bailan, y corren, o mientras hacen sus quehaceres cotidianos.
Aunque pueda sonar molesto, a ellas no les genera el menor inconveniente y de tanto en tanto, aprovechan de los achuses espontáneos y repentinos, para soplar a alguna mariposa. Mientras las miran planear contra la corriente, se entregan a un momento de sonrisa eterna e indefinida...

miércoles, 1 de octubre de 2008

Acerca de sus dificultades y sus habilidades

A veces las peladas se sienten algo extrañas... eso es cuando llegan tarde a algún sitio, cuando se pierden en el bosque, o cuando les cancelan una cita. Es raro que las peladas tengan citas u obligaciones. Por eso se sienten raras. Las peladas se encuentran porque sí... Simplemente se encuentran. Se citan "en un rato" que es demasiado variable y relativo como para precisarlo con agujas.
Cuando se pierden en el bosque, sienten algo de miedo, y eso no es tan poco frecuente pues a las peladas les va muy mal con el sentido de la ubicación.
Es harto probable que olviden cuál es el árbol que les sirve de referencia y hasta que confundan las reglas nemotécnicas que con tanta aplicación han construido para no perderse. Afortunadamente, esto nunca es tan grave... Siempre logran llegar a casa sin mayores complicaciones, solo vagan por un largo rato hasta dar por fin y de casualidad con el camino correcto, o hasta encontrar a otra pelada que (quizá tan perdida como ella) pueda acompañarla en su búsqueda... En el peor de los casos, se quedará en casa de alguna conocida hasta el día siguiente. Siempre con la fresca se busca mejor...