viernes, 21 de noviembre de 2008

Jazmines sobre la mesa


Hay jazmines sobre la mesa, y un rayo suave de sol asoma por la ventana apenas abierta. Una brisa fresca, anuncia, trae claridad. Claridades. Y no agota la calidez de noviembre.
Copas verdes asoman desde lejos. Los pájaros cantan tímidos en la ciudad pero se escuchan.
Las calles resplandecen, pero desde la ventana de mi casa, aquí sentada, no llego a verlas. Se hunden, se escabullen a mi mirada. Desde aquí todo se ve lejano. Cielo, copas, y edificios que parecen maquetas. La ciudad desde arriba parece dormida. No hay gente ni apuros. Solo día soleado y caricias de media mañana.
Las letras como guirnaldas penden de aquí y de allá. Entonces respiro profundo. Alejo de mí los pensamientos con algún esfuerzo y me abandono al aroma dulce que me abraza.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Maga

Te busco, Maga ¿dónde estás?

Por qué, quiero saber por qué, a veces te gusta jugar así, a las escondidas, a perderte en las rumiaciones de Horacio. Si vos sos otra cosa. Sabías que no había por qué aprender eso. Pretendés empaparte de toda esa “cultura”, así le llamás, que te falta. Querés ir profundo, con análisis, libros, e ideas rebuscadas. Y allá te veo, corriendo, enmarañada, asustada. Te persiguen los juicios que vos misma inventaste sin siquiera imaginar...
Ahora entendés, y eso en un punto te enorgullece, verdad? Te sentís parte. Sin embargo, hay en tus labios un sabor amargo que poco se parece a la fruta madura que conocías, que te han dicho.

Te veo, Maga, intentando nadar un poco en tus ríos, pero que difícil te resulta ahora... Eso que hace poco parecía formar parte de tu naturaleza.

Te desconozco, Maga. Y eso no es lo peor, ya diría mi padre, lo peor es que vos misma no sabés quién sos cuando te quedás parada allí, frente al espejo. Y tu carne te parece ajena.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Las palabras se mezclan y se expulsan unas a otras con fuerza. Se pegan en las paredes. Las ensucian.

Eternidad y brisa fresca
Persianas negras. Solitarias.
Oscuro ropaje. Adherido y pegajoso.
Y los pájaros infinitos de siempre.
Flores en el jardín.
Coloridas. Y plomo en la espalda.
Confusas ideas-palabras.
Amor.
Angustia.
Vida. Y más vida.
El cielo despejándose de gris.
Las nubes corren furiosas y dudan.

Viejo y conocido recurso para un decir sin decir nada.
El lenguaje enmudece y el alma grita.