domingo, 12 de octubre de 2008

Y entonces...

Supimos que en Otros Mundos, también existieron las Melenas.

Las melenas siempre andaban con cuidado y evitaban todo tipo de conflicto. Introvertidas, nunca se inmiscuían en la contradicción y siempre asentían. Solían tener todo su día programado, y si por uno de esos avatares irrumpía lo inesperado, con angustia volvían a sus casas aguardando que el nuevo día las devolviera a la comodidad de la rutina.

Por lo que escuché, eran de pasos cortos y muy dubitativas... no pasaban un límite, y no avanzaban hacia ningún lugar desconocido si no tenían a mano un plano con claras indicaciones. ¿Debe ser por eso que sus bosques siempre fueron tan pequeños y delimitados?

Si bien es cierto que las melenas solían frecuentar algunos rincones oscuros, no permanecían allí más de lo indispensable.
Evitaban todo tipo de contacto y sabían recluirse en sus rígidos caparazones. Cuando una melena se encontraba con otra, podían pasar horas sin que la menor cosa sucediera.

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